La inmensa mayoría de locomotoras de vapor
activas, que hay en España, se encuentran en parques de modelismo tripulado.
Por tanto, es más usual o fácil disfrutar de estos románticos y hermosos
ingenios, en ferrocarriles de 5, 7.5 o 10 pulgadas.
Este fin de semana se ha llevado a
cabo la jornada “A Todo Vapor” en el Ferrocarril de la Delicias, en Madrid. El
evento ha consistido en abrir el parque el público y dar tracción a los trenes
con locomotoras de vapor, exclusivamente. Esto ha supuesto un esfuerzo
adicional por parte de los socios y colaboradores, ya que las locomotoras de
vapor requieren una atención constante. Pero sarna con gusto no pica, ya que
esta es la guinda a la hora de mantener vivos los oficios tradicionales del
ferrocarril y es un gusto tremendo para quienes participan en ello.
Grandes y pequeños han disfrutado
viendo a los esforzados maquinistas-fogoneros echando carbón en el hogar, y
cuidando con esmero que los niveles de agua y presión en la caldera se
mantengan en los parámetros adecuados. A pesar de ser una tecnología menos
eficiente y con mayores gastos de explotación, el vapor algo tiene, que encanta
y enamora. Yo lo comparo con la vela en el mundo de la mar, que no termina por
pasar de moda.
En España son escasos los ejemplos
de preservación del patrimonio industrial. Uno de ellos, en la Comunidad
Autónoma de Madrid, lo representa el Centro de Iniciativas Ferroviarias VAPOR
MADRID. Dicha asociación, sin ánimo de lucro, lleva años luchando por
recuperar, restaurar y mantener material ferroviario, principalmente, de ancho métrico. Además, gestionan el último tramo que ha sobrevivido del mítico
Ferrocarril del Tajuña, dotándolo de un uso turístico. Desde mi punto de vista, para un aficionado al
ferrocarril, el panorama es bastante completo. Vías, puente metálico, material
móvil, estación, talleres…
Cada domingo, dentro de la temporada
de funcionamiento, se enciende la emblemática locomotora Arganda, recuperada
hace años de una chatarrería y restaurada por los miembros de la asociación. Durante
un no demasiado largo, pero tampoco corto, tramo de ferrocarril, uno o una se
puede dar el gusto de viajar a bordo de un tren, compuesto por coches de madera
y remolcado por una locomotora de vapor.
Insisto en que casos como éste, en
nuestro país, hay pocos. Para más información:
El otro día, mientras daba un paseo por la
zona de Cuatro Caminos (Madrid) me dieron esta publicidad. No es la primera vez
y representa lo que Luis Carandell, en mi opinión, denominaría una muestra
moderna y mestizada de nuestra celtibérica personalidad colectiva.
Y pensar que hay personas que andan preocupadas
existiendo semejantes profesionales de los problemas humanos. Y te los apañan tan
sólo en 3 días.
Vivir en una urbe como Madrid exige tener
que realizar salidas periódicas en busca de silencio, aire puro y algo de
naturaleza. Una buena opción es viajar hasta el Parque Natural de Peñalara, en
la Sierra de Guadarrama. Dicho desplazamiento, además, puede realizarse en
ferrocarril, primero hasta Cercedilla y luego en el tren de vía métrica hasta Los
Cotos. Los dos trayectos están integrados en la red de Cercanías de Madrid.
Lamentablemente, RENFE mantiene una actitud consistente en denigrar los
servicios ferroviarios convencionales frente a los de alta velocidad. En este
caso, esto se plasma en que los trenes que efectúan el servicio Guadalajara-Madrid-Segovia,
carecen de retretes. Son unos cuantos kilómetros como para privar a los
usuarios de derecho a evacuar aguas menores y mayores. Esto se adereza con
asientos duros y sin cabecero cuando se trata de los trenes de dos pisos. Opino
que esto es tercera clase moderna y climatizada.
La línea Cercedilla-Los Cotos es la única de
ancho métrico explotada por RENFE. Fue inaugurada en 1923 hasta el Puerto de
Navacerrada y ampliada en 1964 hasta Los Cotos. Desde la inauguración, han
prestado servicio tres generaciones distintas de unidades eléctricas,
especialmente adecuadas para la explotación con rampas de hasta 70 milésimas,
curvas de hasta 50 metros de radio y dura climatología invernal. Por suerte,
actualmente el servicio se presta con las unidades de tren de la serie 442. Fueron
construidas por Maquinista Terrestre y Marítima, Browun Boveri y Secheron.
Entraron en servicio en 1976 las primeras unidades. Se alimentan en corriente
continua a 1.500 voltios y disponen de sistema de velocidad prefijado. En 1997
se les implantó un autómata de mando electrónico con el fin de controlar la
tracción y el frenado. Para los aficionados al ferrocarril, disponen del
encanto añadido consistente en asientos de eskay, ventanas que se pueden bajar
y motores de corriente continúa con su característico sonido.
El Parque Natural de Peñalara es una de las
joyas ecológicas de las que disponemos en la Comunidad de Madrid. Además de la
fauna y flora, es uno de los lugares donde nacen los ríos que nutren los
embalses que abastecen a Madrid. Y Madrid es lo que es gracias, en gran parte,
a su suministro de agua. Es en este valle donde nace el río Lozoya, que se
nutre de las nieves que se posan sobre sus cumbres. Incluso en estos días de
verano, es posible ver restos de nieve. Es un paisaje natural excepcional que
brota entre las dos castillas.
Se pueden admirar vacas, anfibios, lagartijas,
aves diversas e incluso un simpático zorro que no teme de las intenciones
humanas. En definitiva, se trata de un espacio que merece ser admirado y
cuidado. Ofrece muchas rutas y opciones para senderismo y demás actividades de
montaña.
La peor
actitud ante la ignorancia, es el desprecio por aquello que se desconoce. No es
obligación exclusiva de las instituciones educativas, sino de los propios
ciudadanos, mantener la memoria de los hechos acontecidos que forjaron la
trayectoria de las naciones. Y tal memoria debe ser plasmada en documentos que
resulten accesibles para el público en general. Es en esto, donde el trabajo de
la arqueología consiste en recuperar aquellos datos que en su momento no fueron
registrados o simplemente se perdieron.
Hace
unos años, viajando a Peñarroya-Pueblonuevo en el autobús directo desde Madrid,
tuve una grata sorpresa al pasar por la localidad de La Bienvenida en pleno
Valle de Alcudia. Desde la ventana pude ver como un grupo de arqueólogos
trabajaban en un yacimiento junto a la carretera. La excavación mostraba con
claridad lo que debía haber sido la planta y cimientos de una edificación.
Después me enteré que se trataban de restos romanos y que aquello fue, con
mucha seguridad, la ciudad romana de Sisapo, capital de la actividad minera de
plata, plomo y mercurio de la zona. Pero, con ligera y suave amargura, recuerdo
como el conductor (que estaba al tanto de los cambios en el paisaje) y un grupo
de viajeros que se pasaron el viaje de charla con él, se mofaron del trabajo
arqueológico. Decían, con burla, que acababan de descubrir “cuatro piedras”.
Sobre la importancia de esta antigua villa romana, o “cuatro piedras” para algunos,
dejo unas direcciones de interés.
Muchas
de las decisiones que se deben tomar en el presente, tienen su reflejo en la
historia. Por tanto, esta puede servirnos como herramienta para planificar
empresas, buscar recursos o simplemente eludir peligros. No se trata de acudir
a soberbios fanatismos o caer en los pantanos de la vergüenza y la lamentación.
Simplemente, analizar los errores y los
aciertos del pasado. Y ante actitudes de regocijo en la ignorancia, baste con
pensar en cómo era la vida en la Edad Media, como máximo exponente de la
oscuridad.
Otro
ejemplo, que quiero exponer, es sobre el mayor enfrentamiento naval que tuvo
lugar en Europa, según el documental que acabo de ver. En el colegio poco me
enseñaron sobre él. Que cada uno saque sus propias conclusiones sobre este
hecho, a través de esta u otras fuentes (cuantas más, mejor).
Recientemente,
mi hermano Ángel me ha regalado esta monada. En estos tiempos de
inmortalizaciones digitales, llevadas a cabo de manera fugaz con teléfonos
móviles, me resulta encantador el mundo del carrete. Es una máquina sencilla
aunque tiene la característica que más me gusta; es manual. Aunque no es una
cámara réflex, ofrece cierto juego a la hora de enfocar, tiempo de exposición
de la película y apertura del diafragma.
Me contó mi hermano que la compró de
segunda mano por Internet. Cuando la recibió, se dio cuenta que estaba
averiada. Procedió a abrirla y el lío que se armó fue cósmico. Lo que fallaba
era el muelle de una pieza. El obturador se quedaba atrancado y no se cerraba.
Al empezar a desmontar la cámara, las
lentes se cayeron todas y saltaban bolitas y muelles por todos lados. En fin,
dejo testimonio gráfico de la peripecia y así, de paso, admiramos la
sofisticación que llegó a alcanzar la tecnología mecánica en las etapas previas
a la aparición de la electrónica moderna.
Cuesta programar, sobre todo,
cuando no conoce bien o se está iniciando con un compilador o lenguaje de
programación. Los fallos salen por todos lados, como chinches en una pensión de
la calle Valverde de los años 40.
He
realizado un sencillo programa para el cálculo de ecuaciones lineales de rango
2. La función principal envía los coeficientes y términos independientes a otra
función que los convierte en matrices y calcula mediante el operador ‘\’. Para
borrar la pantalla he creado otra sencilla función que limpia los cuadros de
texto y edición.
Seguramente
(estoy convencido de ello) se puede simplificar y hacer más “cuco”. Pero se
trata de mi primer programa con MATLAB y tras un rato de tensión y no parar, he conseguido resolver los problemas y sin que
salga la Luna.
Mientras disfruto de mis merecidas vacaciones en Peñarroya (Córdoba) junto con mi familia, sigo trabajando en mis proyectos de identificación, catalogación y digitalización del patrimonio industrial y minero. Ayer anduvimos por el Cerco, donde centró su feudo la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya.